viernes, 9 de noviembre de 2007

El jacarandá en flor


Nombre científico o latino: Jacaranda mimosifolia D. Don.
Nombre común o vulgar: Jacarandá, Palisandro, Tarco.
Sinónimo: Jacaranda ovalifolia.
Familia: Bignoniaceae.
Origen: Brasil, Paraguay y norte de Argentina.
Etimología: El nombre del género deriva de la denominación original que se le daba a esta planta en Brasil. Deriva de la voz guaraní jacarandá, palabra acentuada en la última sílaba

Los jacarandás, son un género de unas cuarenta especies de árboles y arbustos de la familia de las bignoniáceas, típicos de la América intertropical y subtropical, que prosperan preferentemente en zonas con un buen régimen de lluvias, aunque pueden implantarse y prosperar en zonas más templadas, por ejemplo hacia los 35°, de modo que se encuentran espléndidos jacarandás centenarios en Buenos Aires y en Montevideo.

Las variadas especies pueden alcanzar desde los 2 metros a los 30 metros de altura, de los cuales el fuste representa unos dos tercios. Éste llega a los 70 cm de diámetro, de forma recta y estilizada. La copa es poco densa y semeja un cono invertido. En su especie jacaranda mimosifolia es caducifolio en clima templado al llegar la primavera, como otras especies tropicales.

Sus hojas son opuestas, compuestas, con folíolos pinnatisectos en muchas de las especies, pinnadas o simples en algunas pocas especies.


Florece dos veces por año, en primavera y otoño, produciendo inflorescencias racimosas de flores de color azul violáceo y forma tubular en algunas especies, como la famosa jacaranda mimosifolia, pero varía su color, hacia el rosado en algunas, y al blanco en unas pocas. Las flores permanecen largamente en el árbol.


El fruto es una cápsula plana y leñosa, con dehiscencia circuncisa, de unos 5 a 7 cm de diámetro, multiseminada, lo que hace al genero jacaranda diferente a otras Bignoniaceae.


Por su aspecto los jacarandás son interesantes en jardinería. El jacarandá más típico es el jacaranda mimosifolia, árbol caducifolio de gran porte con frondosa copa que se cultiva ornamentalmente en plazas, parques y jardines.
Su madera gratamente aromática es muy apreciada en ebanistería y carpintería en especial para realizar laminados.
Para saber más del jacarandá:
¿Dónde ver los jacarandás en flor?:
Ir a Travesías http://www.travesiasdelalma.blogspot.com/




La Canción del Jacarandá
de María Elena Walsh

Al este y al oeste
llueve y lloverá
una flor y otra flor celeste
del jacarandá.

La vieja está en la cueva
pero ya saldrá
para ver que bonito nieva
del jacarandá.

Se ríen las ardillas,
ja jajá jajá,
porque el viento le hace cosquillas
al jacarandá.

El cielo en la vereda
dibujando está
con espuma y papel de seda
del jacarandá.

El viento como un brujo
vino por acá.
Con su cola barrió el dibujo
del jacarandá.

Si pasa por la escuela,
los chicos, quizá,
le pondrán una escarapela
del jacarandá.

Para escuchar la Canción del Jacarandá de María Elena Walsh: http://www.silvitablanco.com.ar/jacaranda/jacaranda.htm

sábado, 3 de noviembre de 2007

El Hornero, ave nacional de la Argentina






El hornero (sp. Furnarius Rufus) es el Ave Nacional de la República Argentina. Podemos verla en las plazas y parques de nuestra ciudad, pero sobre todo en la vasta llanura pampeana.


En junio de 1928, por iniciativa del diario La Razón, el hornero fue elegido "Ave Nacional". En esa ocasión tuvo que competir con el cóndor andino, pero finalmente se impuso por mayoría, en una votación donde intervinieron alumnos y maestros de escuelas. El empeño que pone el hornero en la elaboración de su maravilloso nido ejemplifica la profunda virtud de trabajar con alegría y humildad. Para su construcción, el ave trabaja continuamente, desde la mañana al crepúsculo, y utiliza barro, raíces, pajitas, estiércol o crin de caballo, teniendo su pico como única herramienta. Con tiempo favorable y disponibilidad de barro (4 ó 6 kg) termina su nido en 6 u 8 días; en condiciones menos favorables tardará 15. De vez en cuando, el hornero hace un alto en su faena, y su pareja se posa a su lado; entonces cantan y aletean como festejando.El nido, una vez seco, adquiere gran resistencia. El interior está dividido por medio de un tabique en dos zonas: una mayor, donde se instalará la cámara de cría, y una anterior, más pequeña, que es la continuación de la entrada. Suele andar con su pareja, caminando con paso elegante en busca de los insectos que constituyen su alimento. Es un ave sedentaria. Los horneros tienen dos pichones por nidada. Los huevos, de forma ovoidal, son blancos y miden 21 x 28 mm. Una vez deshabitado, el viejo nido es ocupado por otras aves, entre las que se encuentran gorriones, golondrinas y ratonas.

La leyenda del hornero:
Una de las leyendas de este pájaro dice que "el hornero era un bravo cazador, que vivía en apartado lugar, sólo con su padre. Amaba el joven a una muchacha cantora que conociera en una de sus excursiones, pero llegado a la edad juvenil tuvo que someterse a la triple prueba de virilidad que era obligatoria en su tribu. El triunfador obtendría la hija del cacique como prenda.Para ello debía vencer en dos carreras, una a pie y otra nadando y luego someterse a la prueba del ayuno. Esta consistía en estar encerrado, inmóvil entre cueros y sin tomar más que líquido durante nueve días.
Cuenta la tradición que el bravo cazador triunfó en todas las pruebas, pero se demoraron en ir a sacarlo del saco de cuero. Cuando lo hicieron comprobaron que se achicaba hasta convertirse en un pequeño pájaro de plumas apagadas. Y desde su lugar de encierro voló hasta la cima de un lapacho, donde lanzó su primer y melodioso canto, renunciando de este modo a la hija del cacique.
Pero, con el tiempo, aquella muchacha también se convirtió en ave y voló a hacerle compañía"
De la Peña, Martín Rodolfo. Relatos de un viajero. Santa Fe. Colmegna, 1983

PÁJARO GAUCHO
Engarzado en la horqueta de una rama,
que en la línea horizontal se balancea,
el nido de un hornero jinetea
seguro del poder de su amalgama.
Sobre él, en actitud del que declama
un himno de victoria en la pelea,
ríe su constructor, grita, aletea,
toreando al ventarrón que silba y brama.

Fue ese nido, quizá, tosco modelo
de los ranchos que alzaron los paisanos
sobre las verdes lomas de este suelo.

Ese gran arquitecto que no yerra
es el pico más hábil de los llanos,
¡el pájaro más gaucho de mi tierra!

Atilio Supparo (1871-1943)
Uruguayo

Para ampliar información: http://www.avespampa.com.ar/