Nombre científico o latino: Chorisia spp. Desde 1998 se utiliza también el de
ceiba speciosa.
Nombre común o vulgar: Palo borracho, Painera, Palo botella, Palo barrigudo, Árbol botella, Árbol de lana, Paina de seda, Samohú (guaraní), yuchán (quechua), Mandiyú-ra (en Paraguay, mandiyú significa algodón en guaraní),
Toborochi (en Bolivia), Kapoc. Los tobas lo llaman copadalick. (En inglés se lo denomina Silk Floss Tree o Floss-Silk Tree)
Familia: MalvaceaeSubfamilia: Bombacaceae
Origen: El género Chorisia se encuentra en América, por Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú, y su hábitat son las zonas tropicales y subtropicales de los bosques húmedos semicaducifolios.
Etimología:El género
chorisia está dedicado a J.L.Choris (1795-1828), artista ruso y viajero con el naturalista Kotzebue, destacado dibujante de expediciones botánicas;
speciosa significa bella, magnífica, alude a sus hermosas flores.
Variedades: El Palo borracho comprende dos especies principales :
* Chorisia speciosa =
Ceiba speciosa (flores rosas). Palo borracho rosado.
* Chorisia insignis (flores amarillas). Palo borracho amarillo
Chorisia insignis es muy parecida a
Chorisia speciosa, lo que provoca que en muchas ocasiones se confundan. La diferencia más notable es el color de la flor.
Otras especies de Palo borracho son:
Chorisia crispiflora, Chorisia publiflora, con flores de color amarillo, rosado pálido y blanco respectivamente. Dentro de la familia también se encuentran
Ceiba glaziovii, Ceiba pentandra, entre otras.
El
Palo borracho es un árbol caduco que alzcanza los 10m de altura. Pierde las hojas durante el período seco, y normalmente florece y fructifica durante esa misma época. En Buenos Aires, Argentina, la floración se inicia hacia fines de febrero y comienzos de marzo extendiéndose por un período de 3 a 6 semanas.
El
tronco está cubierto de gruesas espinas cónicas muy características, y en su interior alberga gran cantidad de agua que le permite soportar las sequías. Posee una
forma que asemeja a la de una botella, de ahí que también se le denomine Árbol botella. Su madera no es utilizada industrialmente. Los aborígenes de las márgenes del río Pilcomayo, con su tronco enorme en forma de botellón hacían canoas, bateas, recipientes para la aloja y para amasar harina.
Los
frutos son cápsulas leñosas de color verde a castaño, que en su interior contienen numerosas semillas envueltas en una fibra similar al algodón. Al abrirse estos frutos, producen una especie de explosión, de la que emerge ese algodón y la semillas de dispersan por la acción del viento.
¿Dónde ver los palos borrachos en flor?:
Buenos Aires es una ciudad que ha rendido homenaje a este árbol. Podemos verlo en la mayoría de las plazas y parques de nuestra ciudad.
Si estás en Buenos Aires hacia fines de febrero o principios de marzo los palos borrachos te quitarán el aliento si transitas por la Avenida 9 de Julio desde Juncal hasta Lavalle, o si caminas por Plaza San Martín en el Barrio de Retiro.También sobre la avenida Figueroa Alcorta entre La Pampa y Monroe se forma una bellísima galería de copas florecidas. Y en el Barrio de Puerto Madero, en el Boulevard Rosario Vera Peñaloza han plantado la más bella variedad de ejemplares jóvenes que puedas ver en la ciudad y admirar los distintas formas y colores de su flores que van desde los blancos, amarillentos, rosados o fucsias. Una maravilla de la naturaleza digna de admiración.
Aquí te presento algunas variedades que fotografié una tarde de marzo en Puerto MaderoBubbleShare: Share photos - Create and Share Crafts
Curiosidades:En Argentina, en la Provincia del Chaco ubicada en la región nordeste del país, la ley provincial 5521, promulgada el 23 de marzo y sancionada el 14 de abril de 2005 por la Cámara de Diputados de la provincia del Chaco, declara a la flor rosada del Palo Borracho o Samohú
"Flor provincial del Chaco"Leyendas aborígenes del Palo Borracho Leyenda Toba - (“
Leyendas argentinas en la voz y en la pluma de Inés Márquez”, 1957. Compaginación de Victoria Mabel Romero, Museo Histórico Regional Ichoalay, Resistencia, Chaco)
"El Coptanoón, que había creado aquí abajo todo cuanto la Naturaleza ofrece se detuvo a contemplar a sus hijos – cuyos cuerpos habían animado con chispas de luz – y antes de retirarse a su luminoso hábitat dejó servidores que los auxiliaran.
Entre los seres que tenía a su servicio el Genio, poderoso y justiciero, había animales y plantas..., y entre éstas, un árbol cuyo oficio era procurar maternalmente que no faltase alimento a los tobas de las costas del Ipití (río Bermejo).
Este árbol tenía el tronco abultado, como si fuera un vientre grávido; y de sus entrañas, dicen que salía el germen de muchas vidas acuáticas, cuyo alimento cotidiano hacía fácil la existencia de los hombres.
Cuando disminuía la pesca y ellos encontraban amenazadas de esterilidad las aguas del Ipití, realizaban en torno al árbol ventrudo, a quien comenzaron a llamar “la madre”, ceremonias y rituales destinados a peticionar abundancia de peces.
Y, “la madre” parecía escucharlos: su vientre se iba hinchando más y más, para luego agitar allá adentro sus entrañas,... y tras el misterio del abultamiento, la generosa respuesta se traducía en alimento abundante. Si los ruegos habían sido atendidos; las aguas – hasta entonces quietas – empezaban a moverse y a llenarse de peces que la madre gestara pródigamente en su seno.
Este acontecimiento era celebrado durante semanas enteras, con danzas y canciones que ponían acentos de inspiración agradecida en amas márgenes del Ipití.
Un día... ya había pasado el invierno, las tribus habían reñido... las aguas estaban quietas... y los peces se movían en la costa. Ya iban quedando pocos.
Los tobas se acercaron a “la madre” y entonaron sus peticiones.
Durante muchas noches, apenas salía el lucero, las notas angustiosas de un himno suplicaban: Era, era, era, gait...
Pero el árbol parecía indiferente ¿es que estaba enojado?
Y allá se perdían los ecos, tras el último ramaje: era, era, era, gait...
La angustia iba en aumento... el hambre ya se sentía... ¿Es que “la madre” estaba enojada?
Y no faltó el ingrato que, preparó su arco... eligió una flecha fibrosa...flecha de guerra, con el huesito en la punta para que lastime y penetre hondo... y apuntó al vientre de “la madre” que ya empezaba a abultarse lentamente.
Al traspasarlo, arrancó con el grito temeroso de la tribu, el trueno en que rugía la ira del Noón.
Se enlutó el cielo, y... a lo lejos, un ruido extraño se sintió venir como amenaza justiciera...
Los tobas tuvieron miedo... vieron agitarse las aguas que parecían teñirse en sangre... y, el río empezó a crecer, a crecer, de un modo alarmante, como si persiguiera con su furia a los ingratos.
Estos, ocultándose tras los bosques vecinos, se alejaban huyendo del castigo.
Cuando el río pareció aplacarse y las aguas volvieron al cauce fueron en busca del árbol herido para pedirle que los perdonase. Lo encontraron si con el vientre cubierto de gruesas espinas con las que parecía rechazarlos.Las suplicase repitieron una y otra vez... Iooo sañoa sañoa sañoa iooo sañoa sañoa sañé e sañoa e sañoa Sañé
“La madre” debe haberlos perdonado, porque dicen que en el Bermejo siempre hay pesca. Pero...eso si, el ruido de la creciente que baja enfurecida todos los años, les recuerda ese episodio, mientras las aguas teñidas de rojo de ese río al que ahora llaman Inaté, les está mostrando el horrible castigo que trae el revelarse contra “la madre”.
¿Que ella los perdonó? ¡No cabe duda! La prueba está en que las flores del palo borracho, como algunos dieron en llamarlo después, son cada vez más hermosas.
¿Por qué entonces la coraza de espinas? Dirán algunos que “la madre” lo perdona todo; pero el justiciero no perdona que se ultraje a una criatura tan digna de respeto y veneración.
Un hombre arrojó la flecha... y el Genio supo dónde poner las espinas.
Todavía ahora, en las noches de luna llena, cuando la crecida arremete en salirse de madre... los tobas cantan en la lejanía de los bosques: eiooo sañoa, eiooo sañoa, e sañoa e sañoa sañé."
Leyenda Wichi - El Gran Yuchán (“
El ciclo de Tokjuaj y otros mitos de los wichí”, Compilación, prólogo y notas de Buenaventura Terán, Biblioteca de Cultura Popular, Ediciones del Sol, Buenos Aires 1999)
Antiguamente el agua, que era el mar, estaba adentro de un palo borracho grande. Esto era muy al principio. Ahí nació Lawo, el Arco iris, y un pez: el dorado.
Mucha gente pasaba por ahí, pero les estaba prohibido pescar el dorado. Por esa época pasó Tokjuaj con sus flechas. Sacó una y flechó el pez.
El yuchán se partió y se inundó el mundo. Tokjuaj trató de escapar corriendo pero el agua lo seguía. Dos meses corrió con el agua atrás. Quiso transformarse en pez pero los peces también lo perseguían. No había forma de escapar. Entonces se transformó en chajá.
Voló muy arriba, hasta que se le cayeron las plumas y comenzó a caer. En su caída gritaba: “me transformaré en mortero”, Y cayó adentro de un pozo. Ese pozo era muy profundo. Tokjuaj se transformó en murciélago, y mientras estaba tratando de salir, vio una víbora muy grande que quería tragárselo.
Por fin escapó. Pero el viborón le pudo agarrar una punta del ala. Y se enredó en una tela de araña.
Tenía hambre y no sabía que hacer. Entonces se le ocurrió chupar sangre. Desde entonces el murciélago chupa la sangre. Le chupó al anta y a las corzuelas. Hasta que el tucán empezó a perseguirlo.
Tokjuaj se asustó y se escondió en el gajo de un árbol grande. El tucán golpeó el árbol con su pico y se partió la cabeza de Tokjuaj. Quedó muerto en el piso en forma de murciélago.
El agua que salió del yuchán formó el río Pilcomayo. Las vueltas que da el río Pilcomayo son el recorrido de Tokjuaj huyendo del agua.
Tokjuaj corrió durante dos meses.
Leyenda de los indios chaqueños - ("
El mito, la leyenda y el hombre - Usos y costumbres del folklore", Félix Molina-TellezEditorial Claridad, Primera edición, Buenos Aires 1947.)
En efecto; la leyenda del Palo Borracho es una de las más hermosas concepciones de la mente indígena. Contrariamente a lo que cabe suponer por la forma del árbol, el hombre criado en la selva cree que éste representa el cuerpo de una mujer; cuerpo que se va formando en tres períodos de vida: la juventud, en la que el árbol muestra su tronco con la esbeltez, de una doncella; el de la plenitud, en el que el mismo muestra las formas de la mujer en su vigor espiritual y físico, y la vejez, en la que el árbol muestra las formas maduras de la matrona, reposada, que se convierte en "madre nuestra pegada a la tierra" ... Pegada a la tierra por la fuerza de un designio.
En los tiempos en que la luna bañaba su precioso disco en las aguas de los grandes ríos aprisionados en la floresta, existía una tribu de indios cuyos hombres eran de un valor, extraordinario, y sus mujeres de mágica hermosura.
Una de ellas sobresalía de todas por su exquisita bondad que se unía a sus nobles condiciones para completar un digno marco de atracción y de alabanzas. Muchos guerreros ambicionaban llevarla a su tienda por compañera, y muchas estrellas fueron testigos de las rondas y canciones que le prodigaban al son de instrumentales de sonoros acordes.
La joven india, que había rendido las pruebas que se exigían a las mujeres de su tribu llegadas a la pubertad, tenía su elegido en uno de los indios de su pueblo.
Era un esbelto guerrero que en más de una ocasión había puesto a prueba su coraje. El amor los fue uniendo hasta que quiso la fatalidad que la tribu se trabara en lucha con otras enemigas.
Partió el amante con sus compañeros, no sin antes solicitar de los labios de la amada la fidelidad que guardaría durante su ausencia. Ella le prometió un amor eterno y juré sobre los huesos de sus abuelos que no unirla su cuerpo a otro que no fuera el que había elegido y amado con extraño frenesí. Su espera sería eterna, hasta que las, sombras la arrojaran en medio de la noche y la muerte le diera el sosiego a su espíritu dolorido.
Transcurrieron muchas lunas sin que los guerreros ofrecieran noticias. Cuando la convicción de la muerte se extendió por la tribu, la india, desposeída de su bien amado por el triste designio, escuchó indiferente palabras de amor de bizarros hombres del pueblo. A ninguno hizo caso, porque en su corazón se habla abierto una herida profunda causada por el dolor y que no se restañaría por largo tiempo.
Desesperada se hundió en la selva para dejarse morir en ella. Poco tiempo resistió el peso de la vida su físico debilitado. Una mañana, a la llegada de la primavera, los indios que se dirigían a cazar, la encontraron muerta entre los matorrales. Decidieron llevarla hasta el pueblo; pero, en momentos de cargarla sobre una parihuela, notaron que sus brazos se alargaban en forma de ramas y que su cuerpo se redondeaba tomando, la forma de un árbol de extraña configuración. Su cabeza se doblegó hacia el naciente, sobre el tronco, y de los dedos: empezaron a brotar flores blancas de gran hermosura. Los indios retornaron impresionados a su tribu y allí contaron lo que habían visto.
Sólo algunos días después se animaron a volver al lugar donde se hallaba la india muerta, convertida en árbol. Al llegar comprobaron que las flores se habían teñido de un ligero color rosado y que ya no había quedado ningún vestigio, de humanidad. El árbol se levantaba seguro sobre su robusto tronco y su ramaje florecido, se desparramaba en su graciosa copa.
Termina la leyenda diciendo que las flores blancas son los suspiros de amor y las lágrimas de la india que se tiñen de rosa por la sangre derramada en el campo de batalla, y que las raíces del árbol absorben de la tierra para llevarla a las corolas.
Para saber más del palo borracho:
http://www.arbolesornamentales.com/Chorisiaspeciosa.htm
http://www.arbolesornamentales.com/Chorisiainsignis.htm
http://hort.ufl.edu/trees/CHOSPEA.pdf (en inglés)http://trees.stanford.edu/ENCYC/CHOsp.htm (en inglés)